Todo proyecto, todo esfuerzo, necesita ser planificado, querido, pensado, soñado, imaginado, vivído. La voluntad de éxito implica establecer planificaciones, conductas nuevas y opciones al cambio profundo.
La voluntad es una energía psíquica que permite traducir en actos los sentimientos y el pensamiento; es una energía propia del yo que nos permite organizar libremente la representtación de un acto y pasar a su ejecución. La voluntad es una función psicológica imprescindible en el desarrollo de la vida psíquica.
Desarrollar la voluntad consiste en adquirír hábitos de querer. La voluntad solo es cuestión de hábitos contraídos con ejercicios sistemáticos, que nos han supuesto al principio bastante esfuerzo, pero que hacen que después todo resulte fácil y más gratificante, proque actúa como una fueza interior que genera equilibrio y serenidad exterior ante los choques teratógenos con una realidad muchas veces dura, injusta y poco grata.
Para lograr las metas proyectadas conviene tener en cuenta diversas cuestiones:
-Definir con claridad lo que quieras para sentirte movilizado e impulsado desde dentro, desde el corazón y desde la voluntad, a tomar postura y a emprender la ruta del éxito.
-es importante que, al tiempo que la mente concibe y ve con claridad el objetivo, laa imaginación lo viva como si ya fuera una realidad tangible.
-Cuanto más claro veamos el objetivo y más reflexionemos sobre las ventajas que su logro nos reportará, más lo desearemos y más entusiasmo y voluntad pondremos en conseguirlo. El esfuerzo para trabajar nos resultará menos costoso.
-Soñar sobre un objetivo concreto nos mantiene dispuestos, expectantes, en situación de alerta para no desperdiciar ninguna oportunidad por insignificante que parezca.
-Hay que aprovechar las ocasiones: muchas veces lo que se presenta como oportunidad de escasa importancia puede estar determinando nuestra gran ocasión.
-Pagar el precio voluntarioso y sacrificado significa definir una escala de valores, sin olvidar que muchas veces habremos de renunciar a lo que nos apetece ( principio del placer) pero no nos conviene, en función de algo que en principio nos desagrada y es costoso ( principio de realidad).
DECÁLOGO DE VOLUNTAD
1.Formula tus propósitos de forma positiva y no utilices expresiones como "lo intentaré" o "trataré". Di sencillamente: ¡Lo hago ahora!, ¡Lo debo hacer!
2.-Fíjate objetivos medibles, observables, cuantificables. Lleva un registro gráfico de los logros obtenidos, y que otras personas, ante las cuales has hecho compromiso público y notorio, te evalúen.
3.-Que lo que te propongas sea algo posible y te permita tener algún éxito con cierta inmediatez (motivación).
4.-Márcate un límite máximo de tiempo, contróla parcialmente y observa a qué ritmo y con qué eficacia te acercas al objetivo.
5.-debes ser muy consciente de que tú eres el único responsable; no eches balones fuera, ni culpes a los demás.
6.-Sé previsor, sensato y práctico. Mira en tu interior, vuelve a tus experiencias del pasado y averigua cómo, por qué y cuándo se vinieron abajo tus buenos propósitos.
7.- Ayúdate con ejmplos vivos de fuerte voluntad. Acércate a alguien que te lleve a sser responsable y decidido y te contagie su voluntad, su dinamismo.
8.-Haz algo por la simple razón de que no te gusta, algo que prefieras no hacer. Así, cuando una circunstancia adversa o una remenda dificultad ponga a prueba tu voluntad, estarás bien adiestrado para pasar a la acción.
9.-Resume en una frase breve, pero clara y expresiva, el compromiso adoptado. Escríbelo en un folio que colocarás en un sitio bien visible, y así lo mantendrás siempre en tu memoria.
10.- Prémiate, felicítate, proporciónate recompensas pequeñas e inmediatas para trabjos y actos de voluntad realizados.
La voluntad tiene que pasar a la acción. Tiene que ejecutar; si no es así, si falta la acción, su energía, pierde toda la eficacia y puede quedar en un mero deseo que, aunque necesario, es pasivo ante el objetivo.
Tampoco es suficiente la intención si no se hace algo por a hacer efectivo ese querer. Los actos eficaces son solamente aquellos que nos llevan a la ejecución de lo planeado. En los actos propiamente volitivos y los actos impulsivos, en los que no hay deliberación, se desperdicia mucha energía.
Tenemos que convencernos de que todo proceso evolutivo exige un esfuerzo que puede ser realizado con alegría o con molestias: todo depende de la actitud que se adopte ante dicho esfuerzo.
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